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PSH, empresa especializada en productos para el cuidado de mascotas de venta en farmacias, presenta una toalla de carbono ionizado y además nos ofrece cinco recomendaciones clave para cuidar la piel de perros y gatos durante el invierno.
La nueva toalla de carbono ionizado PSH nace de la experiencia profesional en peluquería canina y felina, donde la rapidez, la eficacia y el bienestar animal son prioritarios. Su diseño innovador incorpora fibras con carbono ionizado, una tecnología avanzada que permite absorber la humedad de forma ultrarrápida, reduciendo significativamente el tiempo de secado.
Esto no solo optimiza el trabajo de los profesionales, sino que minimiza el uso del secador, disminuyendo el estrés y la incomodidad de las mascotas. Además de su alta capacidad de absorción, la acción iónica de la toalla neutraliza la electricidad estática, dejando el manto más suave, brillante y fácil de peinar.
Su estructura ligera, resistente y duradera la convierte en una herramienta esencial tanto en entornos profesionales como en el cuidado doméstico de perros y gatos. Con esta innovación, PSH reafirma su
compromiso con el desarrollo de productos que mejoran la experiencia de higiene y bienestar animal, combinando tecnología, funcionalidad y confort.
El cuidado de la piel en invierno no es un lujo, sino una parte esencial del bienestar animal. Una rutina preventiva sencilla puede evitar molestias, infecciones y visitas innecesarias a la clínica veterinaria. La hidratación adecuada, la protección localizada y la observación temprana son las mejores herramientas para proteger a perros y gatos del impacto del frío.
1. Hidratación desde el interior y el exterior
Una piel saludable comienza con una buena hidratación. Asegura agua fresca disponible en todo momento, incluso si tu mascota bebe menos en invierno. Si detectas sequedad o descamación, puedes complementar con productos hidratantes tópicos específicos para animales, evitando fórmulas humanas que puedan irritar su piel.
2. Productos adecuados en el baño
Opta por champús y acondicionadores formulados especialmente para mascotas, preferiblemente con ingredientes hidratantes como aloe vera, aceite de argán o avena. Evita el uso de agua demasiado caliente, ya que puede eliminar los aceites naturales protectores y agravar la sequedad.
3. Secado cuidadoso y completo
Después del baño o de un paseo lluvioso, el secado correcto es esencial. Apuesta por elegir una toalla de alta calidad, muy absorbente y suave con el pelaje, y que permita un secado eficaz sin necesidad de recurrir al secador —que puede ser agresivo para su piel—. También debes prevenir la humedad residual, especialmente en zonas sensibles como entre los dedos o en pliegues cutáneos.
4. Protección de zonas sensibles
Las almohadillas, la trufa y las orejas requieren atención especial. La aplicación de bálsamos naturales o protectores dérmicos ayuda a prevenir grietas y lesiones. En razas pequeñas o de pelo corto, el uso de prendas térmicas puede ser beneficioso, siempre bajo recomendación veterinaria.
5. Atención a las señales de alerta
Picor, enrojecimiento, heridas o descamación no deben pasarse por alto. Ante cualquier alteración en la piel, lo más prudente es acudir al veterinario para determinar si se trata de dermatitis, una reacción al frío u otra afección que requiera tratamiento.