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Las mujeres experimentan a lo largo de su vida diversas etapas hormonales —como el ciclo menstrual, el embarazo, el posparto o la menopausia— que podrían influir directamente en su estado de ánimo, pudiendo generar ansiedad, insomnio, irritabilidad o fatiga emocional.
A esto se suma el estrés asociado al ritmo de vida actual, el doble rol laboral y familiar, y la presión social a la que se enfrentan las mujeres.
En los últimos años se ha observado un aumento en el consumo de benzodiacepinas y otros ansiolíticos e hipnosedantes, medicamentos comúnmente utilizados para tratar la ansiedad o el insomnio. En concreto, las mujeres consumen un 83% más de ansiolíticos que los hombres, especialmente en mayores de 75 años1. Esta tendencia ha encendido las alarmas por los riesgos de dependencia y efectos secundarios, y pone en evidencia la necesidad de explorar otras alternativas no farmacológicas.
Es el caso de los psicobióticos, que emergen como una alternativa segura, natural y sin efectos adversos dirigidos a mejorar la estabilidad emocional. Se trata de microorganismos vivos que, al modular la microbiota intestinal, actúan sobre el eje intestino-cerebro y favorecen el equilibrio emocional. Un ejemplo de ellos es la cepa Bifidobacterium longum 1714TM y una selección específica de vitaminas del grupo B. Este grupo de vitaminas contribuyen al normal funcionamiento del sistema nervioso, a mejorar el rendimiento intelectual o a disminuir el cansancio y la fatiga2. “Las etapas hormonales de la mujer están marcadas por cambios cíclicos y transiciones a lo largo de la vida que afectan no solo a la fertilidad, sino también al estado de ánimo, el metabolismo, la piel, el sueño y la salud en general. Por ello, la salud emocional de la mujer podría estar condicionada tanto por factores externos como por su biología hormonal.
Las principales hormonas que influyen en la salud mental de la mujer son los estrógenos, la progesterona y la testosterona. Cuando fluctúan los niveles y se produce un desequilibrio en los niveles de alguna de estas hormonas, pueden generarse alteraciones en la química cerebral, lo que a su vez puede provocar un peor estado de ánimo o favorecer la aparición de problemas de salud mental. Por eso buscamos herramientas eficaces, naturales y que no creen dependencia, que apoyen el equilibrio emocional en todas las etapas de su vida”, afirma la Dra. Ana Ortiz, gerente del Área de Salud del Grupo Farmasierra.
El llamado eje intestino-cerebro es una red bidireccional de comunicación entre el sistema digestivo y el sistema nervioso, y está altamente influenciado por la microbiota intestinal. Las fluctuaciones hormonales propias del ciclo femenino afectan directamente a la composición y función de la microbiota intestinal, lo que puede influir en la producción de neurotransmisores clave, como la serotonina, fundamentales para la regulación emocional y la ansiedad.
Así, la cepa Bifidobacterium longum 1714TM ayuda a reducir el cortisol (hormona del estrés), mejorar el sueño, disminuir el cansancio y aumentar el rendimiento cognitivo. A diferencia de ciertos tipos de fármacos, no genera tolerancia ni dependencia, y puede utilizarse como complemento en la prevención y tratamiento de alteraciones leves del estado de ánimo3,4.
“La diferencia es clara: mientras los ansiolíticos suprimen síntomas de forma momentánea, los psicobióticos trabajan desde el origen, modulando procesos internos de forma natural, presentándose como un apoyo complementario en la vida diaria de mujeres que buscan mejorar su estabilidad emocional y bienestar integral”, concluye la Dra. Ortiz.
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