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En 2024 se detectaron en España 20.854 nuevos casos de cáncer de piel y se estima que en 2025 serán diagnosticados 9.400 pacientes del más común, que es el melanoma.
Pero, además, existen otros efectos nocivos del sol de los que apenas se habla, como las alteraciones inmunológicas, según advierte Laura Redondo, profesora de Farmacología y Dermoestética de la Universidad Europea.
“Los daños más comunes derivados de la exposición solar prolongada son el fotoenvejecimiento y la fotocarcinogénesis. El primero se suele asociar a las arrugas, la pérdida de elasticidad de la piel y las manchas, mientras que la fotocarcinogénesis se relaciona con la aparición del cáncer, siendo el más frecuente el melanoma. Pero también existen otros efectos menos conocidos y muchas veces subestimados, como las alteraciones inmunológicas, en las que la radiación ultravioleta (UV) puede inducir inmunosupresión cutánea. Además, se debe tener en cuenta el daño ocular fotoquímico, que incluye cataratas o degeneración macular”, explica la experta de la Universidad Europea.Por eso, “resulta imprescindible aprender a disfrutar del verano de manera segura, y eso va mucho más allá de la elección del protector tópico adecuado y su correcta aplicación”.
“La alimentación desempeña un papel fundamental a la hora de hacer frente a los efectos nocivos del sol, gracias a la actividad de los compuestos antioxidantes que podemos encontrar en distintos alimentos y que ayudan a neutralizar los radicales libres, contribuyendo a preservar la integridad de estructuras celulares clave como el ADN, los lípidos y las proteínas. Entre los antioxidantes más destacados se encuentran las vitaminas C, D y E, así como los carotenoides, incluyendo el betacaroteno y el licopeno”, explica la experta.
En el primer grupo, el de las vitaminas, se incluyen los cítricos, las fresas, el brócoli, los pescados grasos (salmón, atún o caballa, por ejemplo), la yema del huevo, los frutos secos o las espinacas. Y en el apartado de los carotenoides, además de la conocida zanahoria, contamos con la calabaza, la sandía, la batata o el tomate.
“También deberíamos incorporar a la dieta diferentes tipos de polifenoles que se hallan en ingredientes naturales como el té verde o la vid”, aconseja la profesora Laura Redondo. Y añade que “el uso de estos compuestos en forma de nutricosméticos ofrece múltiples beneficios: desde ayudar a reducir la aparición de quemaduras solares y erupciones cutáneas, hasta mejorar la apariencia de arrugas y manchas, pasando por la obtención de un bronceado más uniforme y duradero”.
"Ahora bien, estos antioxidantes no deben considerarse un sustituto del protector solar tópico sino un complemento eficaz dentro de una estrategia integral de fotoprotección”, concluye la docente de la Universidad Europea.
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