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Con motivo del Día Mundial de la Diabetes (14 de noviembre), los expertos de Nootric recuerdan que hasta el 80% de los casos de diabetes tipo 2 podrían prevenirse con un estilo de vida saludable. La nutrición personalizada, adaptada a las necesidades metabólicas de cada persona, se consolida como una de las estrategias más eficaces para mejorar el control glucémico y reducir complicaciones asociadas.
"El control de la diabetes no depende únicamente del tratamiento farmacológico, sino también de una adecuada educación nutricional", afirma Isabel Martorell, doctora en Biomedicina y responsable del equipo de Nutrición y Salud de Nootric. "Comprender cómo afecta cada alimento a la glucemia y aprender a estructurar las comidas de forma equilibrada es esencial para mantener estables los niveles de azúcar en sangre y mejorar la calidad de vida del paciente".
Cada paciente con diabetes tiene un perfil metabólico distinto. Por eso, los expertos defienden un enfoque basado en la personalización: ajustar horarios, tipo de hidratos de carbono y proporciones de macronutrientes según la respuesta individual del organismo.
"Dos personas con el mismo diagnóstico pueden requerir estrategias muy diferentes", explica Martorell. "Por eso es fundamental adaptar el plan alimentario y acompañar al paciente en el proceso. No se trata solo de indicar qué comer, sino de ayudarle a entender su cuerpo y construir una relación saludable con la comida".
La evidencia científica respalda patrones alimentarios de base vegetal —como la dieta mediterránea o el modelo DASH— por su capacidad para mejorar la sensibilidad a la insulina, reducir la inflamación y proteger la salud cardiovascular. Estos modelos priorizan frutas, verduras, legumbres, frutos secos, cereales integrales y proteínas magras, limitando azúcares añadidos, grasas trans y ultraprocesados.
La alimentación no actúa de forma aislada. Factores como el estrés, el descanso o el equilibrio de la microbiota intestinal también influyen en la regulación metabólica. Por ello, los especialistas defienden un abordaje multidisciplinar que combine nutrición, ejercicio regular, sueño adecuado y educación alimentaria.
Por otro lado, la prevención sigue siendo la herramienta más potente: mantener un peso adecuado, limitar el consumo de azúcares y ultraprocesados y fomentar la actividad física diaria puede reducir de forma drástica el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. En palabras de Martorell: "La nutrición es una herramienta terapéutica que complementa la medicación y mejora la calidad de vida, siempre dentro de un enfoque multidisciplinar. El papel del nutricionista es esencial como guía y acompañante en este proceso".