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Mar Santamaria, responsable de Atención Farmacéutica en PromoFarma by DocMorris, explica cómo distinguir gripe y resfriado y qué suplementos pueden aportar apoyo al sistema inmune. El adelanto de la epidemia de gripe, con la variante ‘K’ en auge, y los cambios propios del invierno incrementan el riesgo de infecciones respiratorias.
La gripe se ha adelantado y predomina la llamada variante ‘K’ (H3N2) de la Gripe A. Los casos se van multiplicando, sobre todo en Madrid y Cataluña y, según varios estudios de seguimiento, todo parece indicar que el pico de la epidemia se dará en los próximos días, antes incluso que termine el año, lo que implica un adelanto a las fechas habituales para estos contagios.
Como buenas prácticas que podemos seguir, desde el uso de mascarilla en entornos públicos como el transporte público, hasta espacios sanitarios (hospitales o centros de atención sanitaria). Pero también podemos prepararnos para mejorar nuestras defensas de forma efectiva. En este sentido, el uso de suplementos despierta cada invierno nuevas preguntas: qué es, para qué sirve, cuáles son realmente útiles y qué papel desempeñan como apoyo al sistema inmunitario.
Para aclararlo, Mar Santamaria, responsable de Atención Farmacéutica de PromoFarma by DocMorris, responde a las dudas más habituales y ofrece recomendaciones sencillas y basadas en evidencia para afrontar las próximas semanas.
Lo primero sería entender cuándo se trata de una gripe y cuándo un resfriado común. Las dos infecciones están causadas por virus y no responden a antibióticos, pero sus síntomas ayudan a diferenciarlas. La gripe aparece de forma brusca con fiebre alta, malestar intenso, dolor muscular, tos seca y cefalea. El resfriado, en cambio, se desarrolla con síntomas más leves: congestión nasal, mucosidad, estornudos, febrícula y cansancio moderado.
Más allá del diagnóstico, las medidas más eficaces siguen siendo las básicas: “buena ventilación, mascarilla si hay síntomas, evitar besos y abrazos cuando estamos acatarrados y mantener una higiene frecuente de manos. La vacunación continúa siendo clave para embarazadas, personas mayores y pacientes crónicos. Y para cualquier persona a quién se le recomiende, también para los profesionales de la salud. Aunque no evita completamente el contagio, reduce de forma muy significativa el riesgo de complicaciones graves”, recuerda Mar Santamaria.
Aunque la base para un sistema inmunitario fuerte son los hábitos saludables —alimentación equilibrada, descanso adecuado, actividad física y reducción de hábitos tóxicos—, algunos suplementos pueden aportar un apoyo adicional en los meses fríos. Sin embargo, Mar Santamaria recuerda que ningún suplemento sustituye a unos hábitos saludables: “Lo esencial para que el sistema inmune funcione bien es la alimentación equilibrada, el descanso, la práctica regular de actividad física y evitar hábitos tóxicos como el tabaco o el alcohol. Los suplementos no corrigen carencias de estilo de vida, pero sí pueden aportar un pequeño refuerzo, especialmente, en situaciones con altos requerimientos nutricionales o estados carenciales. En este sentido, la especialista identifica algunos que sí pueden ayudar:
Aportan beta y alfa-glucanos, fibras muy beneficiosas para el microbiota intestinal y, en consecuencia, para el correcto funcionamiento del sistema inmune. Entre ellos, el hongo reishi (Ganoderma lucidum) es uno de los más destacados por su perfil nutricional.
Uno de los micronutrientes más relevantes en invierno, ya que es esencial para numerosos procesos metabólicos y para la función inmunitaria. Debido a la menor exposición solar, las concentraciones suelen disminuir en esta época del año. Si los niveles en sangre son bajos, puede recomendarse una suplementación de entre 1.000 y 2.000 UI al día, siempre bajo supervisión profesional.
Imprescindible para la oxigenación de los tejidos y el sistema inmune. Su suplementación únicamente debe realizarse si hay una carencia confirmada, ya que el exceso también puede resultar perjudicial.
Pueden ser útiles en periodos de mayor desgaste físico o mental —como estrés, sobrecarga laboral o etapas de fatiga acusada— y su uso suele recomendarse durante pautas cortas de dos o tres meses.
En la mayoría de los casos, una alimentación equilibrada y buenos hábitos de vida bastan para mantener el sistema inmune en condiciones óptimas. La suplementación es especialmente útil en situaciones de mayor demanda metabólica —embarazo, deporte intenso, estrés continuado— o ante déficits nutricionales comprobados. “Conviene seguir las recomendaciones de un profesional para ajustar la pauta y garantizar un uso seguro”, subraya. Y recuerda, además, que toda suplementación debe ser individualizada: “Conviene seguir las recomendaciones de un profesional de la salud para ajustar la pauta y garantizar que la suplementación sea adecuada y segura”.
