Empresas Premium
La artritis es una enfermedad que afecta a las articulaciones, provocando inflamación, dolor, rigidez, pérdida de movilidad y, con el tiempo, deformidad.
No se trata de una sola dolencia, sino de un grupo de patologías con distinto origen, evolución y pronóstico que, sin embargo, comparten un denominador común: el daño en las estructuras articulares que permiten el movimiento. Con el tiempo, el cartílago se deteriora, los huesos pueden rozar entre sí y los tejidos blandos que rodean la articulación se inflaman, generando dolor y limitación funcional.
Según datos que maneja noVadiet, líderes en el cuidado de la salud de la forma más natural, uno de cada diez españoles padece algún tipo de artritis, una cifra que refleja el alcance real de esta dolencia. Aunque no siempre se puede evitar su aparición, es posible ralentizar su progresión y mejorar los síntomas mediante la alimentación, la actividad física y el establecimiento de hábitos saludables.
Existen diferentes factores que favorecen la aparición de la artritis. Los expertos de noVadiet señalan algunos de los más importantes:
- Procesos inflamatorios de origen inmunológico: en la artritis reumatoide, una enfermedad autoinmune, es el propio sistema inmunitario el que ataca a las articulaciones. el propio sistema inmunitario ataca las articulaciones.
- Factores mecánicos: el uso constante de las articulaciones y los microtraumatismos pueden acelerar el desgaste del cartílago y la estructura articular.
- Edad y cambios degenerativos: con el paso del tiempo, los tejidos se regeneran menos eficientemente y los dolores articulares son más frecuentes.
- Factores metabólicos o asociados al estilo de vida: sobrepeso u obesidad, sedentarismo, dietas pobres en nutrientes esenciales o tabaquismo ponen en riesgo la salud articular.
- Factores genéticos y ambientales: la predisposición genética juega un papel fundamental en la aparición de dolencias articulares, pero también existen factores desencadenantes externos, como las infecciones o las disbiosis de la microbiota.
La artritis y el desgaste articular suelen manifestarse con una serie de síntomas comunes, como los siguientes:
1. Dolor articular
Puede aparecer en reposo o al moverse, y a menudo empeora por la mañana o tras periodos de inactividad. Sus características pueden variar según el tipo de artritis.
2. Rigidez
La persona se despierta con la articulación “dura” y le cuesta moverla, pero mejora tras ponerse en marcha.
3. Hinchazón, calor o enrojecimiento
Si la causa es inflamatoria, la articulación puede estar enrojecida, hinchada, dolorida o caliente al tacto.
4. Limitación funcional
La capacidad de la articulación para moverse normalmente puede verse reducida, lo que afecta a actividades cotidianas como caminar, agacharse, subir escaleras o manipular objetos pequeños.
5. Crujidos o sensación de “rozamiento”
Cuando el cartílago está deteriorado, los huesos pueden rozar más entre sí, generando ruido o una sensación desagradable.
6. Fatiga y sensación de debilidad general
El desgaste del sistema articular afecta el bienestar general. Las personas que lo padecen manifiestan sentir cansancio y menor vitalidad.
7. Degradación progresiva
Si no se controla, el daño articular puede avanzar, provocando deformaciones, disminución del rango de movimiento e incluso incapacidad parcial.
El dolor articular es una señal de que algo no está funcionando como debería, y cuanto más tiempo pase sin intervención, mayor será el riesgo de daño irreversible. En muchos casos, la artritis y el desgaste articular evolucionan lentamente. Sin embargo, actuar de forma temprana puede marcar una gran diferencia.
Está comprobado que la dieta influye de manera decisiva en la salud articular. Una alimentación rica en nutrientes antioxidantes y compuestos antiinflamatorios puede contribuir a reducir el dolor y mejorar la movilidad. Estos son algunos consejos para frenar el avance o aliviar los síntomas del dolor articular:
- Seguir la dieta mediterránea: frutas, verduras, legumbres, pescado azul, frutos secos y aceite de oliva virgen extra aportan antioxidantes, vitaminas y ácidos grasos saludables que combaten la inflamación.
- Incluir alimentos ricos en omega-3: presentes en el salmón, la caballa, las sardinas o las semillas de chía, los ácidos grasos omega-3 ayudan a reducir la inflamación en las articulaciones.
- Consumir proteínas de calidad: son necesarias para regenerar los tejidos y fortalecer los músculos. Las fuentes ideales son el pescado, los huevos, las carnes magras y las legumbres.
- Mantener una buena hidratación: el líquido sinovial que lubrica las articulaciones depende en gran parte de un correcto estado de hidratación.
- Evitar los azúcares, las grasas saturadas y los alimentos ultraprocesados, ya que aumentan la inflamación y favorecen el deterioro de los tejidos.
- Tomar complementos alimenticios: Además de una dieta equilibrada, los complementos alimenticios pueden ser una ayuda útil. Productos como Colamag y Artripol, de noVadiet, contribuyen al buen mantenimiento de los huesos y la protección de los tejidos articulares.
Estos complementos alimenticios tienen componentes que son de gran ayuda, especialmente cuando existen molestias:
Colágeno hidrolizado
El colágeno hidrolizado la forma más asimilable de colágeno, una proteína esencial para la estructura del cartílago, los tendones, los ligamentos y los huesos. Su aporte favorece la regeneración del tejido articular y mejora la elasticidad.
Ácido hialurónico
Contribuye a la lubricación de las articulaciones, facilitando el movimiento y reduciendo la fricción entre los huesos.
Magnesio
Desempeña un papel esencial en el mantenimiento de los huesos y el funcionamiento normal de los músculos. No hay que olvidar que una musculatura fuerte y relajada ayuda a descargar las articulaciones.
Glucosamina
Participa en la formación de los glicosaminoglicanos, componentes estructurales del cartílago. Favorece su reparación y protege contra el desgaste.
Condroitín sulfato
Presente de forma natural en el cartílago, ayuda a mantener su elasticidad y a retener agua, evitando que las articulaciones se resequen o endurezcan.
Cúrcuma
Su principio activo, la curcumina, tiene propiedades antiinflamatorias y antioxidantes que ayudan a reducir el dolor articular y la rigidez.
Metilsulfonilmetano (MSM)
El MSM es una fuente natural de azufre, un mineral fundamental en la producción de colágeno y en el mantenimiento del tejido conectivo.
Membrana de huevo (Ovomet®)
Contiene colágeno, elastina y ácido hialurónico, por lo que favorece la regeneración del cartílago y mejora la flexibilidad articular.
S-adenosil metionina (SAMe)
Interviene en procesos metabólicos y puede mejorar la movilidad articular.
Zinc y selenio
Estos minerales antioxidantes contribuyen a proteger las células frente al daño oxidativo, especialmente en las articulaciones sometidas a inflamación crónica.
Sonia Clavería, Médica de Familia del Departamento Técnico de noVadiet, señala que: “La alimentación es una herramienta de gran valor en la salud articular. Mantener una dieta rica en antioxidantes, grasas saludables y proteínas de calidad ayuda a frenar los procesos inflamatorios que caracterizan a la artritis. Además, tomar ciertos complementos alimenticios puede ayudar a contribuir al mantenimiento de la función articular y a mejorar el bienestar diario, siempre que se acompañe de ejercicio y hábitos equilibrados. No hay que olvidar que cuidar las articulaciones es una tarea de constancia y prevención. La combinación de una buena alimentación, un estilo de vida activo y el apoyo de ciertos nutrientes específicos es un enfoque global que no cura la enfermedad, pero sí puede reducir el dolor y mejorar la movilidad. Cuanto antes se actúe, mejor será la respuesta y tendremos una mejor calidad de vida”.
|