por NutraSalud 27 de mayo, 2024
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Las enfermedades autoinmunes están aumentando y son muy difíciles de tratar, pero un nuevo artículo de revisión publicado en International Journal of Molecular Sciences señala a la coenzima Q10, similar a las vitaminas, como un agente preventivo y terapéutico seguro y significativo.

Una enfermedad autoinmune es aquella en la que el propio sistema inmunológico del cuerpo dirige su ataque al objetivo equivocado. En lugar de destruir al intruso no deseado, por ejemplo un virus, el sistema inmunológico ataca los tejidos sanos del cuerpo, lo que puede causar una variedad de síntomas diferentes. Actualmente hay alrededor de 90 trastornos autoinmunes descritos en la literatura médica, y la mayoría de los tejidos del cuerpo están involucrados en este amplio grupo de enfermedades.

Tres de las principales características de la autoinmunidad son la disfunción mitocondrial, el estrés oxidativo y la inflamación, y según un artículo de revisión publicado en el International Journal of Molecular Sciences en abril de 2024, el compuesto similar a la vitamina coenzima Q10 es un compuesto muy interesante con resultados con potencial prometedor.

Coenzima Q10: más energía y menos inflamación

La coenzima Q10 es clave para la renovación de energía esencial que tiene lugar dentro de las mitocondrias, las diminutas centrales eléctricas que generan energía en un proceso en el que las grasas, los carbohidratos y las proteínas se convierten en ATP (trifosfato de adenosina). El sistema inmunológico depende en gran medida de la energía, lo que significa que la coenzima Q10 tiene un papel crucial para ayudar a que funcionen los mecanismos de defensa.

La coenzima Q10 también es un poderoso antioxidante y protege contra el estrés oxidativo. Finalmente, tiene
propiedades antiinflamatorias.

El enfoque actual para el tratamiento de enfermedades autoinmunes implica el uso de terapias inmunosupresoras, donde a menudo se utilizan corticosteroides. Tienen una serie de efectos secundarios indeseables, por lo que existe una gran necesidad e interés en encontrar nuevas formas de prevenir y tratar enfermedades autoinmunes que sean más seguras y naturales.

Debido al papel inherente de la coenzima Q10 en la función mitocondrial y su papel como potente antioxidante, esta es una molécula muy obvia para una mayor investigación.

Coenzima Q10 ayuda a que células funcionen de manera óptima

Lo que también hace que la coenzima Q10 sea muy valiosa como agente profiláctico y terapéutico es el hecho de que es un compuesto seguro y muy investigado. En Medline se enumeran más de 200 ensayos clínicos aleatorios, en los que se ha utilizado la complementación con coenzima Q10 contra una variedad de trastornos. Ninguno de estos estudios ha informado efectos adversos graves como resultado del uso del compuesto, independientemente de la dosis que se usó.

Básicamente, la coenzima Q10 permite que las diferentes células inmunes funcionen de manera óptima, al mismo tiempo que protege las membranas celulares y las lipoproteínas circulatorias (por ejemplo, el colesterol) del daño oxidativo. La coenzima Q10 incluso parece proteger a las células fagocíticas de una posible autodestrucción (apoptosis) provocada por su propia generación de radicales libres.

Coenzima Q10 para tratar la fibromialgia

Algunos trastornos autoinmunes como la fibromialgia y la esclerosis múltiple se han asociado con  la deficiencia de coenzima Q10. Se ha demostrado que los pacientes con fibromialgia tienen niveles tisulares reducidos del compuesto (normalmente alrededor del 40-50 por ciento de los niveles normales) al mismo tiempo que tienen niveles elevados de disfunción mitocondrial, estrés oxidativo e inflamación.

En un estudio de 20 pacientes con fibromialgia, la complementación diaria con 300 mg de coenzima Q10 durante 40 días redujo el dolor y la fatiga en más del 50%. Además, hubo una mejora notable en la renovación de energía mitocondrial y una reducción del estrés oxidativo y la inflamación.

Fuente:
“Coenzyme Q10 and Autoimmune Disorders: An Overview”
David Mantle and Ian P. Hargreaves
International Journal of Molecular Sciences 2024, 25, 4576.

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